Baan es un restaurante de cocina de autor con platillos inspirados en los sabores del sudeste de Asia y elaborados con ingredientes peruanos. El establecimiento se veía elegante y sobrio por fuera. Una vez adentro inspiraba un ambiente moderno y natural. Para empezar, se ordenaron dos bebidas, Tonic H y Mocktail Sunday. Ambas bebidas se veían estéticas y refrescantes debido a los colores vibrantes y llamativos acompañados con unos grandes cubos de hielo para mantener su frescura. El Tonic H era una limonada de hierba luisa que se encontraba bien cargada y deliciosa, lamentablemente los hielos ocuparon la mayoría del espacio de la copa, dejando que la bebida se acabe en tan solo unos sorbos. Por otro lado, el Mocktail Sunday tenía sabor a sandía acompañado de agua gasificada para dar la sensación de beber una gaseosa natural. Sin embargo, el sabor a sandía podía ser más potente ya que lo más resaltaba era un sabor ácido que junto con el gas del agua se acentuaba aún más.
En referencia a la entrada, se ordenó un Sheek Kebab. Eran unas tortillas con carne de cordero, pico de gallo estilo tailandés y una salsa de yogur griego. El bocadillo era salado con un toque picante gracias a la rodaja de ají limo que se encontraba en el centro de la carne de cordero. Los sabores estaban balanceados. Lo único penoso fue la textura de las tortillas, se encontraban secas lo cúal evitaba que uno pudiera morder la tortilla con facilidad ocasionando la caída de los demás ingredientes.
De ahí, se pidieron los fondos, estos fueron Tikka Masala y Arroz Baan. En primer lugar, el Tikka Masala era de curry rojo atomatado. Este plato se encontraba algo picante y carecía de sal. Las papas aloo que venían como acompañamiento estaban crocantes por fuera y cremosas por dentro; junto con el pico de gallo y salsa de yogur y culantro al combinarlo con la salsa del Tikka Masala reducía el picante del plato. Haciendo referencia al Arroz Baan, en cuanto a sabor se parecía bastante al yakimeshi (arroz frito japonés) porque tenía un toque dulce y salado. Además, estaba acompañado de chancho y huevo escalfado. Todo presentable y delicioso. Sin embargo, mientras uno iba avanzando con el plato se encontraba con un especia que tenía un sabor floral. La especia resultó ser demasiada para el plato porque terminaba dejando un sabor aún más dulce y floral al platillo. Se perdía el sabor del arroz en sí.
Finalmente, el postre fue Flor de Loto. Este era una salsa de cúrcuma dulce con helado de coco y crocante de ajonjolí en forma de flor. La presentación era creativa y los sabores y texturas combinaban a la perfección. Lo mejor de la experiencia.
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