Después de clases decidí ir a Bocanada, cafetería artesanal que ha decidido aventurarse más allá de los productos típicos. Desde la última vez que la visité ha expandido su carta, agregando cocteles a base de espresso y pizzas; aunque, técnicamente las pizzas pertenecen a su segundo negocio Bob Pizzeria.
Incluso desde antes de entrar, se siente la amabilidad del personal. El portero nos saludó amigablemente y se notaba la misma energía en los meseros. El ambiente era bastante cómodo, las paredes estaban decoradas sutilmente para Halloween, y el comedor estaba bastante ordenado y limpio. El mesero nos entregó la carta, pensamos en qué pedir y ordenamos. Servicio 10 de 10.
En esta ocasión opté por el típico surtido, opción segura en cuanto a jugos y quedé gratamente sorprendida. En pedidos anteriores el sabor frutal no era fuerte, parecía que le agregaron agua de más, pero este día no fue así. Un buen comienzo para la noche
También, decidí pedir uno de sus postres de autor, la Trinidad. Postre perfecto para los amantes del chocolate ya que es un mousse, bizcocho, glaseado y base de chocolate. El mousse de chocolate brindaba la humedad que tanto necesitaba ese bizcocho, que incluso al comer juntos aún se sentía lo que seco que estaba. Asimismo, el partir la base del postre se convirtió en una batalla entre la cucharita y la masa. Esta pelea concluyó en el fuerte sonido del plato y la victoria del cubierto.
Otro platillo que merece una importante mención es el quiche de poro. La palabra decepcionada no sería suficiente para describir mi sentimiento hacia una de mis tartas saladas preferidas. Desde el sabor hasta la textura y temperatura, esta tarta estaba destinada a ser un fiasco desde el momento de su preparación. El primer bocado lo dijo todo, estaba insípido. Tanto el relleno como la base carecían de sabor; sin embargo, lo que arruinó el platillo fue su textura, le faltaba cocinar. Unos minutos más en el horno hubieran podido salvar a esta tarta de ser un desastre total. Lastimosamente, no pude pedir un cambio ya que lo pedí para llevar.
Algo que he aprendido en los últimos años es no enfocarme en lo negativo, por ello me gustaría terminar esta crítica con el mejor producto de la noche, el croissant de pollo. Mejor dicho, su croissant. Estaría mintiendo si dijera que no ha sido el mejor croissant que he probado en el año. Las múltiples capas demostraban gran técnica por parte del chef. El agradable sabor a mantequilla te haría olvidar los pesares de la vida, mejoraría tu humor en general. Desearía que vendieran el croissant solo; seguro se convertiría en su producto estrella.
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